Pateando al Perro
Está de regreso una de las bandas más representativas de la escena de rock nacional de los años 90. Fundada en Tarija por un cuarteto de cordobeses buscando exportar su sonido, la agrupación pronto buscó fortuna en La Paz, donde eventualmente se les unió Franz Fox, el único chukuta del grupo. Después de lanzar dos álbumes cruciales de la era noventera, la banda liderada por Gonzalo Gómez se fue desperdigando tras el retornó a Argentina Gastón Negri, uno de los pilares del proyecto. Tiempo después, un disco de versiones en formato trío adornó el anecdotario, aunque quedaba pendiente un reencuentro a toda ley. Hasta hoy.
Con la presencia de Negri y de Julio Jaime -el legendario bajista del grupo, radicado en España desde hace años-, el cuarteto vuelve a estar completo después de muchos años. Este jueves 21 y viernes 22, el Teatro NUNA será testigo de esta cumbre de perros - Por Pedro Pablo Siles
¿Cómo comienza esta historia?
Julio Jaime: Con Gonzalo y Gastón nos conocemos en el año 1995, en la ciudad de Tarija. Llegamos por medio de un amigo que tenía familiares ahí, y tenía el plan de poner un negocio. Él es Marcelo Martínez, que fue baterista de Pateando al Perro por un tiempo. Primero llegamos Marcelo y yo. Luego llegó Gonzalo y luego Gastón. Después de Tarija, nos fuimos a vivir a La Paz en el año ‘96. Y a Franz lo conocimos el año ‘98. Esa es un poco la historia de cómo nos conocimos.
Siendo cordobeses, ¿no se ubicaban del circuito musical de allá?
Julio: Bueno, con Marcelo, que era él antiguo baterista, nos conocíamos de mi pueblo, desde adolescentes.
Gonzalo Gómez: Yo me conocía con Gastón y con Marcelo. Julio es de San Francisco, junto con el primer baterista. Y yo soy de Oliva, el mismo pueblo que Gastón, entonces nosotros dos nos conocíamos. Yo había tocado en Córdoba con Marcelo, entonces me mandó llamar, y me dice: “Necesito un guitarrista. Estoy abriendo un bar y tengo bajista y me hace falta un guitarrista”. Y yo le dije: “En 10 días estoy allá”, y llegué a Tarija y ahí lo conocí a Julito. Después a los meses llegó Gastón y ahí ya armamos definitivamente Pateando al Perro.
Pasemos a la segunda parte. Ya estando en La Paz. ¿cómo se da la situación de crear el primer disco?
Gonzalo: Bueno, Óscar García nos vio tocar en El Socavón un fin de semana, que fue el único fin de semana que tocamos El Socavón nosotros. Y bueno, desde ese momento comenzó la historia y la magia de cómo grabamos nuestro primer disco. Era otro momento en el que hacer un disco no era una cosa fácil ni barata ni simple. Entonces nosotros lo conocimos a Óscar los primeros meses del ‘97 y empezamos a grabar a finales de ese año en Proaudio porque Óscar todavía no era siquiera el dueño, que era el Mosca Claros. Pero en ese transcurso, ese tiempo, el Óscar se convierte en socio de Proaudio junto con Ricardo Sasaki, entonces entramos a grabar nuestro primer disco por septiembre, más o menos, del ‘97, y lo terminamos de grabar el ‘98, en abril-mayo. Y grabábamos en cada hueco que había. No grabábamos el disco de una. “Hoy se puede grabar”, y llevábamos todos los equipos. Por eso te digo que el proceso de la grabación fue de casi un año, y lo más loco es que, cuando viene Sony Music, el disco entra en la primera negociación, en donde entran Octavia, PK-2, Azul Azul, Llegas y Pateando al Perro. Y como nosotros ya teníamos el disco, el único material que estaba hecho era el nuestro. Mirá vos. Pero fue el último disco que se presentó porque Sony Music decidió eso. Entonces, para que vos tengas una idea, nosotros lo empezamos a grabar en el ‘97, lo terminamos en el ‘98 y lo presentamos el martes 13 de abril del ‘99 en el Forum.
Disfrazados..., el álbum debut de Pateando al Perro, fue producido por Óscar García y Ricardo Sasaki. ¿Las canciones ya ustedes las traían desde Tarija o las van haciendo sobre la marcha?
Gonzalo: Sucede que, básicamente, era material de dos bandas que yo tenía en Córdoba, excepto canciones como “Santa Cruz”, que la hizo Gastón en Tarija, y "Mierda” que es un tema que hicimos con Julio. Son de esas canciones que compusimos acá.
¿Y cuáles son las ciudades perdidas?
Gonzalo: Las ciudades perdidas tienen que ver con lo que nos gana a nosotros la ciudad, lo que empezamos a perder los ciudadanos de las ciudades que conocimos cuando éramos chicos, y en lo que se transformaron cuando se hizo uno grande. Es esa ciudad que vamos perdiendo día a día, ¿no? Tiene que ver con eso, con la ciudad que va creciendo, con la ciudad de cemento, con la ciudad que se achata, que se mediocriza, con la ciudad que no tiene dioses, soltera de dioses; ya no hay nadie a quién admirar. A esa ciudad se refiere cuando perdemos ciudades.
Tras la grabación de Disfrazados de Pateando al Perro, entra a la banda Franz Fox, reemplazando a Marcelo Martínez, que retorna a Argentina.
Franz Fox: Lo más gracioso es que ellos ya tienen el disco hecho y el Marcelo se va y no tienen baterista para presentar el disco; era lo más chistoso. Y bueno, ahí la historia de que el Gonzalo tocaba con mi hermano (Martín), con Ragga-Ki, entonces ya nos conocemos. Ellos ensayaban en en mi casa y siempre que el Pablito (Alanes) subía o llegaba antes, nos poníamos a “jamear”, a tocar, y ahí nos conocimos. Entonces el Gómez me dice "Oye, ¿no quieres tocar en Pateando al Perro?” Obviamente me cago de espanto, pero le digo que sí. Y aprender... o sea, ahora ni me acuerdo si ensayábamos mucho o poco. No me acuerdo, pero obviamente la presentación que decía el Gonzalo en Forum la hago yo. Más allá de que en el disco está todo el Marcelo, pero ya desde la presentación toco yo. En otras palabras, yo entro en la parte famosa de los paseos perfectos.
Julio: Bueno, si mal no recuerdo. Hemos tenido varios ensayos para afianzar bien la banda con Franz, para dejarla que suene cañón, cañón. Sí, recuerdo que hemos trabajado bastante, y la banda para la presentación del disco estaba afiladísima, era impresionante lo que sonaba. Y siguió creciendo: era una cosa que no paraba, la banda sonaba cada vez mejor. Y ya para cuando llegó Gastón y empezamos a armar con él -porque en ese momento todavía no había llegado a La Paz- era un infierno, sonaba tremendo.
Gonzalo: Porque la cosa es así: Gastón viene y es el primero que se vuelve a Córdoba. Después se va Marcelo, graba el disco y se va. Entonces, el primer disco de Pateando al Perro lo hicimos Julio Jaime y yo, porque no teníamos banda. [Risas] Julio había grabado, por suerte, con el baterista, las bases. Entonces, la mayoría de las guitarras acústicas de ese disco las hizo Julio. Yo creo que todas, Julián, si no me equivoco. [Dirigido a su socio] El Gastón no grabó ese disco. Grabamos solo Julio y yo. Entonces, nosotros nos quedamos sin baterista, terminamos de grabar el disco, lo mezclamos y ahí entró el Franz. Como te digo, el ‘98. Y antes de presentar el disco, el martes 13 de abril del ‘99, el Gastón llega de vuelta, digamos, en enero de ese año. Franz estaba listo cuando Gastón llegó. Era trío y ya sonábamos.
Ya con ellos a bordo, comienzan a trabajar en Desmayo, que para mí es su mejor trabajo. ¿Cómo se da este proceso y cómo culmina en el en el disco?
Julio: Bueno, las canciones del Desmayo fueron todas hechas en La Paz; fue un momento alucinante, de mucha creatividad. Y lo que sonaba la banda era increíble. Fue muy divertido hacerlo, cosas de las que nos reíamos mucho, nos divertíamos y, como te contaba, un proceso de creatividad tremendo. Día a día salían letras, salían melodías, salían canciones. Y la manera en que lo hemos grabado ha sido muy divertida, una de las mejores experiencias de mi vida grabando.
¿Qué nos pueden comentar sobre la maravillosa portada del álbum, que creo que es una de las más lindas de la historia del rock boliviano? ¿Qué nos pueden comentar sobre eso?
Franz: Hablando de la tapa, como gran paréntesis, muy importante decirlo, Alex Zapata hizo la tapa a partir de alguien conocido; la verdad no me acuerdo el nombre. Y a partir de una foto, hizo esa pintura. Yo me acuerdo haber ido donde el Zapata y que el cuadro, porque finalmente es un cuadro, es casi del tamaño de una tapa de CD. Y empiezas a ver los detalles, la expresión de la mujer; es alucinante. Yo creo que es un gran laburo, bueno el Zapata es increíble, es un genio. Yo me acuerdo de eso, ir a su estudio, sacar la foto, “Gracias, papi querido”, y hacer el resto. Más allá de que puede ser bonito a primera vista, le empiezas a buscar los detallitos de los cuetillos, del escenario. Es hermoso. Y, como digo, lo más lindo es que es una "huevada” chiquita.
Gonzalo: El segundo disco de Pateando al Perro, es todo a lo que una banda puede aspirar. La conexión, como te dijo Julio, entre nosotros era fantástica: componíamos juntos, hacíamos cosas, nos salía todo. Teníamos una casa en Yungas donde nos íbamos a componer y en donde hay historias así impresionantes, mágico, poné. Creo que nos íbamos a descomponer, pero no importa. Ahí compusimos una gran parte de canciones y nos reíamos y nos divertíamos muchísimo. Después se escribió otra parte también en La Paz y otra parte se compuso en dos giras que hicimos con Pateando al Perro por Córdoba, ¿no? El otro día recordábamos con Franz: una parte, la mitad de las canciones de ese disco las preparamos en esa gira con Franz, y la otra mitad las preparamos en Oliva también, pero con Martín (Fox), porque esa otra gira por Córdoba la hizo Martín que tenía recién 21 años; fue la primera experiencia que adquiere Martín saliendo del país. Entonces, tiene un proceso muy lindo porque, más allá de que lo componíamos así, siempre todo lo concretábamos en una sala los cuatro, entonces tiene mucho olor a sala ese disco, mucho ensayo, mucha opinión. O sea, ya habíamos aprendido muchísimo del proceso del primer álbum, entonces en la pre-producción de Desmayo, nosotros llegamos al estudio y ya sabíamos todo lo que teníamos que hacer.
Franz: Justo el otro día que ensayamos, hablábamos de cómo hemos llegado a Proaudio teniendo todo hecho; o sea, era llegar y nada de “No, sabes qué, bajemos esto” o “Por qué no ponemos dos bases?” Nada. Estaba todo hecho al llegar, y cuando hemos hecho baterías y bajo, era a grabar. Y me acuerdo que hemos hecho dos o tres tomas como máximo de cada canción. De esas que escuchabas y decías “Mierda, quería hacer esto otro”, pero ya estaba hecho; o sea, si en la primera, segunda o tercera en el peor de los casos no habías hecho (como deseabas), pena. Salió así, pero ese proceso de grabar -bueno, es muy diferente ahora; creo que ahora con toda la tecnología y (el hecho de) que puedes grabar en tu casa, ha cambiado mucho- y todo eso de trabajar en un estudio, estar tocando en vivo, todo ese proceso tan lindo de estar ahí, de salir, escucharte, es alucinante. Imagino que en la cantidad de discos que el Gómez o el Julio han hecho, están siempre en eso. Yo he grabado dos o tres discos, de los cuales siempre me voy a acordar ese proceso de estar ahí, el cagazo que tiene que ese tic, tic, tic [Imita sonido de un metrónomo o “click” de estudio], y tienes que ir para adelante.
Gonzalo: El disco lo produjo Oscar de vuelta con Ricardo, pero, como te cuenta Franz, nosotros teníamos todo claro cuando entramos al estudio: cuántas guitarras iba a grabar yo, cuántas guitarras iba a grabar Gastón, con qué guitarra iba a grabar yo, con qué amplificador iba a grabar yo, con qué guitarra iba a grabar Gastón, con qué amplificador, qué combinación hacíamos de instrumentos, todo eso nosotros ya lo teníamos definido cuando llegamos al estudio; un gran trabajo de la banda. Y ese disco es fantástico porque demuestra eso, demuestra un gran trabajo conjunto y una madurez muy grande musicalmente que habíamos conseguido, ¿no es cierto? [A sus compañeros]. Por eso es increíble, lo más loco de todo es que llegamos a esa madurez absoluta, llegamos a esa convicción, llegamos a eso, presentamos (el disco)... ¡Y nos separamos! O sea, es una locura. En el mejor momento de la banda, en el mejor momento de todos nosotros, de toda la inspiración. Ya habíamos pasado la primera etapa de “derecho de piso”, de esto que aquello, ya reteniendo conceptos de grandes, ya la banda tenía otro foco. O sea, que en ese momento nos hayamos separado es una locura.
¿Y por qué se separan?
Gonzalo: No, por ‘flor de pelotudos’, no hay mucho que explicar. Éramos unos drogos que creíamos que todo iba a suceder de vuelta mañana, y no fue así. O sea, la magia de Pateando al Perro fue única en esta vida. Yo he tocado en bandas increíbles, lo mismo ha pasado con Julio. Pensá que con Julio nosotros hemos tocado en varias alineaciones, con bandazas, y ni hablar de la formación que integramos, el sexteto que tuvimos con Llegas, ¿me entendés? Con Julio hemos tocado en bandas muy increíbles juntos o por separado, de mucho músico, de mucha cosa. Pero lo que yo he vivido al lado de Julio, Gastón y Franz con Pateando al Perro, no lo volví a vivir nunca más.
¿Hubo, quizás, una necesidad de buscar otros caminos, tomando en cuenta que al año siguiente formas Gogo Blues, Gonzalo? Habiendo tan buena onda entre ustedes, ¿por qué se da este alejamiento?
Gonzalo: Nosotros somos hermanos; nosotros hasta el día de hoy somos hermanos y jamás nos peleamos.
Julio: Bueno, la banda no se separó por problemas personales ni nada por el estilo. Gastón regresó a Argentina en este momento del grupo, y no la veíamos como que Pateando al Perro iba a ser lo mismo sin él, y nos costó mucho aceptar eso y dejamos de tocar. Pero no hubo ningún motivo personal y nunca nos hemos mandado a la mierda ni nada por el estilo.
Gonzalo: Pero, sin lugar a dudas, nosotros teníamos todo para triunfar, y es más, era una banda que tenía todo para exportar, era un sonido muy urbano, de una canción rock muy urbana, con letras muy simples, muy vividas, muy callejeras. Lo siento, teníamos todo para lograrlo, pero aparte teníamos una banda para poder salir. Entonces, nosotros no tuvimos la claridad para arreglar las pequeñas cosas que necesitábamos arreglar y tampoco vivíamos en un momento en donde había alguien que nos podía decir “No, muchachos, tranquilícense, esperen, acá está pasando así, vamos a ver cómo lo resolvemos”. No existía eso en nosotros, entonces tampoco pudimos resolverlo, pero tampoco hubo nadie que nos pudiera resolver. Hoy, por ejemplo, yo tengo 50 años, y si tengo unos pibes de 25 años que pasan por lo mismo, los siento acá, les hago un asado, les pongo una botella de Fernet y les digo: “Bueno, hablemos todo lo que tenemos que hablar y vemos cómo lo resolvemos y listo”. ¿Comprendés? Nosotros hubiéramos necesitado de alguien que nos pusiera una claridad en ese momento, y no tuvimos esa claridad porque estábamos en un momento de locura muy grande. Y también pensamos que íbamos a hacerla así nomás de vuelta, ¿o no Julio?
Julio: Si, la veíamos así, había como algo ahí, como que veíamos que todo podía volver a suceder y como que la cosa se nos fue un poco de las manos.
Franz: Pero una cosa importante es que nunca dijimos “Bueno, se termina”. O sea, nunca ha habido nada oficial: “Esto creo que no va”. Ha sido: “OK, hablamos después”, y se ha ido diluyendo, hasta que un día hemos dicho: “Creo que no, ¿no ve? Y quedó así. Como decían Julio o Gómez, en ningún momento era el “Andate al carajo”...
Tras algunos años del alejamiento, aparece un disco de covers producido junto a Alejandro Delius. ¿Cómo se da esta situación? ¿Por qué optan por esta forma de reunión y por qué no tiene seguimiento posterior?
Gonzalo: Simple, hicimos un disco para que sea muy fácil, muy simple de vender y para volver con todo en un momento que creíamos que podíamos volver. Ale (Delius) nos propuso: “Mirá, ¿por qué no hacemos un disco de esta forma?” Nos juntamos con los tres y dijimos “¿Qué les parece?” Nos pareció bien e hicimos las versiones del disco; y son increíbles las versiones, pero nunca se escucharon y nunca salió porque, por la otra parte, nunca (se) logró posicionar la banda en ese lugar que se tenía que posicionar, y eso formó parte de la otra zona de la producción, que no tenía que ver con la producción musical. Entonces, al no lograrse que vos hagas un disco tan comercial y no logres la respuesta que necesitábamos lograr, porque no pudimos estar en los primeros lugares, porque no se pudo eso, porque no se pudo el otro, nos pasó exactamente lo mismo, nos miramos los tres y nos dijimos: “¿Qué estamos haciendo acá?”.
Franz: ¡Es un discazo! Más allá de que, obviamente, son temas conocidos, hacer esas versiones -¡Son versiones de puta madre!- fue algo increíble. A ver, sin faltar respeto a nadie y salvando las diferencias, Ataque 77 hace esas cosas, ¿no ve? Con todo respeto, son lo que son, por ahí nosotros no somos nada en comparación a eso, pero ese disco es impresionante. Todos los temas (bien) hechos, y buscar incluso descartar canciones que no funcionan, o si decíamos: “No hay algo lindo que esté saliendo de esto”. Entonces se han descartado varias. Porque eran básicamente desde cero, más allá que tienes la nota y, qué se yo, la estructura de la canción; pero hacer la canción, producirla y hacerle todos los arreglitos y huevadas ha sido hermoso, ha sido un laburo lindo.
Julio: El disco suena muy bien y está muy bien tocado, además.
Franz: O sea, si bien son canciones que existían, nosotros hemos hecho que suenen. No hemos agarrado una guitarrita, sacado las notas que están en el cancionero y las hemos cantado, ¡no! Ahí ha habido un laburo muy lindo, pero bueno, lo que dice también el Gómez es eso, o sea, hemos buscado una cosa que quizás habla de la magia de los cuatro, o sea de estar los cuatro. Un power trío que funcionaba, sí, pero en algún momento hemos dicho: “Pucha, los Perros somos cuatro. ¡Ahí es!” Lastimosamente, nos guste o no, con los cuatro hay una cosa muy linda ahí arriba. Piensa tres monstruos adelante, yo rompiéndome el lomo atrás, pero con estos tres adelante, te vuela la cabeza pues. Entonces, creo que parte de eso, de esa magia o de ese éxito por ahí es atribuible a eso, ¿no? A que no estaba el cuarto.
¿Cómo se da este reencuentro de los cuatro?
Gonzalo: Mi esposa [Claudia Gaensel, reconocida productora de cine y teatro] me dice: “Quiero producir un show de Pateando al Perro”. Tenía que ver con los 25 años de Pateando al Perro, que eso iba a ser en abril, justamente, pero del 2020. Habíamos empezado a hablar y ver la posibilidad y, bueno, vino la pandemia y cambió absolutamente todo, todas las posibilidades de hacerlo esa fecha. A mi esposa empieza a surgirle una idea. Mientras más escuchaba hablar de Pateando al Perro, de gente que contaba historias y todo eso, ella dice: “Veamos cómo hacer porque Pateando al Perro es una banda realmente potable para hacerle un documental, tiene una historia para contar”. Entonces mi esposa me dice: “¿Por qué no armamos y organizamos el reencuentro de Pateando al Perro y aprovechamos para filmar un documental de la banda, que tenga que ver con el contexto del rock nacional de los 90, y contar a partir de Pateando al Perro una gran parte de la historia del rock nacional de los 90, que sería alrededor de ustedes?” Y bueno, yo le dije a mi esposa que me parecía una idea alocada y no podía creer lo que se le había ocurrido. Le digo, le preguntaré a los chicos si pueden venir, ¿me entendés? ¡Porque viste cómo es! Primero que nada, le digo, le voy a hablar Julio, y Julio me va a decir: “No, Gómez, cómo voy a ir, no la logro desde Barcelona”. Entonces, lo llamo a Julio y le digo: “Julio, mirá, esta es la situación. ¿Vos estarías dispuesto a venir?”. “Claro que sí, Gómez, yo voy”.
Julio: ¿Cómo no voy a ir? Las ganas que tengo de tocar, imposible decir que no.
Gonzalo: Yo pensaba que Julio, que vive en Barcelona, me iba a decir que no. Entonces, a partir que Julio me dice que sí, lo llamo a Gastón. Le digo: “Gastón, la cosa es así”, y le cuento toda la movida y que Julio me dijo que él está dispuesto a venir. “Ah, si viene Julio, yo voy”. Y automáticamente ya le hablé a Franz: “Franz, pasa esto: Julio viene y Gastón viene”, “Ah, yo también”. “¡Listo! Lo hagamos entonces”. Ahí empecé armar la producción musical y mi esposa está armando toda la producción del documental. También armamos juntos la producción de la gira. Obviamente tiene que ver con todo eso, la historia simple.
¿Es ahí cuando deciden aterrizar en el teatro NUNA? ¿Qué nos pueden adelantar sobre el show?
Gonzalo: Elegimos tocar en el NUNA porque creemos que es el mejor escenario de la ciudad de La Paz para tocar. Es un escenario de un teatro y la gente está sentada como en un bar; son dos condiciones fantásticas para nosotros. Nuna es perfecto para eso. Por otro lado, comentarte que tenemos dos invitados, con las teclas, con la guitarra acústica, entonces estamos haciendo una producción musical importante para hacer que Pateando al Perro suene como no sonó nunca, suene mejor que nunca, sea nuestra mejor versión. Y eso es lo que le vamos a presentar a la gente.
La otra fecha los verá de regreso en la ciudad donde empezó todo...
Gonzalo: Estaremos tocando en un bar en Tarija que se llama Fire and Ice, y es un bar que está yendo a San Jacinto, donde está el lago, muy cerca de donde está la feria de Tarija, a unos 25 km de la ciudad. El bar es al aire libre y tiene tres niveles, tres terrazas distintas de una montaña; un lugar increíble. Por otro lado, contarles que desde que nos fuimos de Tarija no volvimos nunca más. Estamos volviendo a tocar en Tarija después de 27 años. O sea, este documental, sin que nosotros volvamos a tocar en Tarija no tenía ningún sentido, y esta vuelta de Pateando al Perro de tantos años, sin tocar en Tarija y en La Paz, no tenía ningún pero ningún sentido.
Julio, dijiste de que te mueres por tocar. ¿No estás haciendo música en España? ¿Qué esperas de esto?
Julio: Estoy haciendo muy poco en este momento. Después de la pandemia, todo se fue un poco... todo paró, para no decir una mala palabra. Y bueno, tengo unas ganas de tocar tremendas, y de tocar con esta banda en particular. Es algo que quedó pendiente en mí y también quedó pendiente en los cuatro miembros de la banda, de volver a juntarnos y de una manera tremenda, como decía Gonzalo, como tiene que sonar realmente Pateando al Perro, con todo, con guitarras acústicas, teclados, con tutti quanti, ¿no? Así que, bueno, ya quiero estar sonando; muchísimas ganas, muchas, ya no me aguanto .
¿Esto abre las puertas a que en tus próximas vacaciones pueden hacer quizás una gira más extensa o darse otro reencuentro?
Julio: Nos reuniremos cuando la vida lo plantee. Yo creo que sí está abierto, es una banda que está abierta a volver a tocar y lo que salga. Yo creo que hay que agarrarle y meterle.
Franz, ¿alguna palabra de conclusión?
Franz: Lo que decía Julio, son tremendas las ganas de tocar en esas tres presentaciones que vamos a tener; tan lindo sentirnos otra vez allá arriba. Hay momentos como el antes de entrar, el abrazarse. Me acuerdo, siempre eso. Siempre nos ha pasado en cosas significativas, sin decirse nada, pero pucha que te llena de una energía... y entras y listo y todo fluye y es hermoso. Y aparte lo que decía Gonzalo, está sonando muy lindo lo que estamos preparando. Realmente no sé si es el término correcto para hablar, pero la edad se nota, ¿no? Son gente grande, que ya sabe lo que está haciendo. Vas y sientes; el propio ensayo es lindo, o sea, de escuchar y volver a tocar. Al mismo Gonzalo le pasa que está tocando y le sale natural; como el músculo del cuerpo tiene memoria, ¿no ve? Yo no me acuerdo nada, pero empieza la canción y sale todo, o sea, es como ese microsegundo que sabes lo que va a venir y lo haces, pero antes de comenzar la canción no tienes la menor puta idea de dónde viene, de cómo viene, cuál es el corte, cuál nada.
Yo creo que la gente que vaya a estos dos lugares va a sentir eso. A lo que voy es, muchos dicen, ‘disfrutas de ver a una banda cuando ellos disfrutan lo que están haciendo’, y te aseguro que la gente que vaya esas noches lo va a disfrutar, no sé si igual o más que nosotros. Y con la ayuda de Diego y Freddy Moore está sonando muy lindo, realmente. Más allá de que la banda tiene una fuerza y siempre ha tenido esa fuerza, ahora está más linda, tiene la misma fuerza, pero está tocando más lindo. No sé, o por ahí es porque nos estamos juntando de tanto tiempo y es como disfrutar de hacer música otra vez.
¿Alguien quiere decir una palabra final?
Gonzalo: Decirle a la gente, como dijo el Franz, a todos los seguidores de Pateando al Perro y a los que no son seguidores, van a ver la mejor performance de la banda. Y nos hemos planteado esa meta, al menos yo, produciendo musicalmente estos conciertos y esta gira; la meta es que Pateando al Perro suene mejor que nunca. Que los seguidores de la banda, cuando vayan a ver este show, digan: “Impresionante, impresionante”. O sea que se queden así [Hace un gesto de sorpresa], que sea inolvidable para ellos de la forma que lo va a ser para nosotros. Y si alguna vez tenemos que volver a tocar juntos... calculo yo que lo volveremos a hacer, ¿no es cierto? De una forma, como lo dijo el Franz, en homenajes, en conmemoraciones, volveremos a tocar porque nosotros la tenemos clara y entre nosotros está todo bien; nunca ha existido nada para no hacerlo.
Julio: Las ganas están siempre y eso es importante, así que hay que darle, hay que darle, hay que tocar, hay que disfrutarlo.