El Fitaz para pensar y pensarse
La periodista, Mabel Franco O. nos da un panorama de lo que se vivirá en el FITAZ 2022, el festival de teatro más importante del país.
Más de cuarenta obras forman parte del Fitaz 2022, lo que equivale a decir que son cuarenta modos de pensar, de pensarnos, los que van a desplegarse en un lapso de diez días -6 al 15 de mayo- con la posibilidad de compararlos entre sí y de confrontarlos con las propias ideas sobre la realidad de nuestra condición humana.
De esto se trata un festival de teatro: de congregar, de convocar al encuentro entre quienes tienen algo que decir y quienes desean ver y escuchar. Pero también se trata de concitar, conmover, conmocionar con imágenes en las que tal vez sea posible reflejarse o proyectarse. La oportunidad está allí, en alguna obra, en un texto dicho de una forma o en una forma dibujada por los recursos viejos y nuevos de las artes escénicas.
Descubrirlo es posible con un algo de voluntad para acomodarse junto a otros y otras, codo a codo, en torno del fuego y del narrador de historias. Una práctica ancestral que, quién lo iba a sospechar, se puso en crisis con la pandemia y sus exigencias de “distanciamiento social”.
El Fitaz 2022, como ente vivo, se ha configurado atendiendo a las consecuencias de dicha pandemia. Por eso, el afán de multiplicarse, de estar en salas y en calles, en centro y periferie y, sobre todo, como no pasó nunca antes, con una decena de propuestas listas para llegar a la pantalla de algún dispositivo: fuego virtual, digamos.
Como se requiere de algo más que voluntad para apreciarlo todo y se impone el trabajo de elegir, aquí les ofrecemos criterios para facilitar el trabajo: desde el dato básico del horario, direcciones y precios, revisamos contenidos en los que memoria e identidad se repiten, aunque abordadas desde las más variadas estéticas.
La matiné para emprender viaje
Hay, en la modalidad presencial de obras para público adulto, tres franjas horarias bien definidas: 17.30, 19.30 y 21.00.
La franja vespertina, la de 17.30, tiene tres obras coproducidas por Bolivia con Suiza, España y Francia, respectivamente. Cada una de ellas estará en dos fechas en espacios que se encuentran en Sopocachi y en el centro norte de la ciudad. Todas proponen viajes intensos hacia mundos que, en definitiva, tienen que ver con formas de concebir la libertad.
Los días 7 y 8, en la Cinemateca Boliviana se presenta “Palmasola”, una obra sobre la prisión de Santa Cruz que es la consecuencia de la inmersión del director en ese lugar que resulta ser, aun con sus propias lógicas de prisión o por ellas mismas, un reflejo de la sociedad de afuera. La entrada está a Bs 80.
Los días 9 y 10, El Búnker (a pasos de la Terminal de Buses), se convierte en una mina boliviana y el espectador respira el polvo y mira de frente al Tío, pero también sus propias supersticiones y temores. Entrada, Bs 40.
Los días 11 y 12, el teatro Doña Albina de la calle Ecuador y Rosendo Gutiérrez, se pinta de blanco para el despliegue de un abordaje poético del “Invierno” íntimo concebido por el mimo Philippe Bizot y encarnado por Andrea Ibáñez. Entrada, Bs 80.
La tanda está muy femenina
Abriendo la noche, el teatro municipal Alberto Saavedra Pérez se transformará cada día de diez en múltiples universos cuyo pase cuesta Bs 80 (platea), 60 (anfiteatro) y 40 (galería).
Si el primer día, el 6, poesía contemporánea de España y Bolivia se anima en “Alientos”, bajo dirección de Diego Aramburo, con Pati García y Marcos Vecín, el último día, el 15, el amor es interpelado, con humor y en un juego en el que la mentira es gozosamente aceptada por el espectador, de la mano de Laura Derpic y su “El amor del desamor” (La Paz).
En medio se abren otras puertas para atisbar en el mundo de hegemonías, de poderes excluyentes, a través de la mirada de una mujer extranjera, actriz, madre –“Still Medea”, de Aramburo y Pati García (La Paz-Cochabamba), el día 8 de mayo –, o, el día 14, un grupo de ellas, mineras, madres, esposas, en resistencia contra las dictaduras –“Si nos permiten hablar” (Teatro El Animal, Sucre).
Más mujeres suben a escena para dar sentido a la palabra evocar como estrategia contra la Muerte, es decir, la soledad del olvido. Tal el caso de Julia Varley, actriz del Odin Teatret (Dinamarca) que en “Ave María” se encuentra imaginariamente con otra actriz, María Cánepa, en una puesta concebida por Eugenio Barba. El viernes 13, el Municipal tendría que estar repleto en respuesta a la trayectoria y trascendencia del grupo y del director cuyas obras tienen ya el aura del mito.
Si la Muerte del Odín se siente sola, la del mundo andino rebosa de felicidad, tal cual la pinta el grupo Tabla Roja en “Tinkunakama… hasta el encuentro” (La Paz). Los vivos y los muertos se alían para burlar a la Parca de trenzas largas y están a punto de lograrlo, como se descubrirá el día 11.
Mujeres son asimismo las que viajan sobre una nube en busca de recordar para asumir la propia historia. Es el argumento de “La última horquilla”, que el Teatro La Cueva ha creado en La Paz y que sobrevolará el día 12 con su humor y la brisa que proyectan las actrices Alejandra Quiroz y Cintia Cortez.
La libertad, femenina, cómo no, es abordada por La teta Izquierda (Chile) que el día 10 presentará “Divino Anticristo”, en la línea interpeladora del sistema neoliberal que caracteriza al grupo. Para el caso, la realidad chilena es abordada a través de dos personajes callejeros, una de ellos Lily, bailarina asesinada en Santiago.
Finalmente, Altoteatro (La Paz) llega el día 7 con un monólogo sobre la opresión. En un mundo de Gatos, qué opciones tienen las “Ratas”, cuestiona Freddy Chipana.
Noches de zona Sur
La Casa Grito y Nuna Espacio Arte invitan a vivir la noche con seis obras creadas en Bolivia y de Brasil, todas a partir de las 21.00.
En Grito, el sábado 7 se podrá vivir la experiencia multidisciplinaria de Samadi Valcárcel y su “Escuchando Radiohead te escupo mi corazón” (La Paz). El lunes 9, tres estatuas debatirán sobre el olvido social en “Monumentos” de Itaú Teatro (Tarija), y el martes 10 será un músico anónimo quien decida trascender a cualquier costo, según encarna Cristian Mercado el texto de Patrick Süskind, “El contrabajo” (El Desnivel, La Paz), metáfora de la mediocridad. En todos los casos, la entrada tiene el costo de Bs 40.
En Nuna, de la avenida Costanera, vale la pena ir de atrás hacia adelante, sabiendo que la entrada cuesta Bs 80. El último día, sábado 14, se armará una fiesta de improvisación: “Cabaret efímero” de Lume teatro (Brasil), a cargo del clown Ricardo Puccetti, quien decidió crear la obra con el público. Son, pide medir, tres mil segundos ininterrumpidos, en un ambiente lleno de objetos, ideas y provocaciones, de los cuales lo humano brota del diálogo vida a vida y de la comunión de la risa.
El viernes 13, David Mondacca pondrá cuerpo y voz para recrear cinco cuentos de Bukowsky y que Mondacca Teatro (La Paz) concibe como “Azul congelado”. Antes, el jueves 12, Pati García pondrá a dialogar/monologar a personajes de “Los fundacionistas”, antecedidos, el miércoles 11, por Las Kory Warmis (El Alto) y la obra “Dejà vu”, sobre las violencias, las muchas violencias que enredan a mujeres y hombres en redes cada vez más difíciles de desatar.
Veinticuatro diez con Nuna
Entre el 6 y el 15 de mayo, sin preocupaciones sobre horario ni sobre traslados para llegar a tiempo a una sala, la programación virtual estará a disposición de los espectadores las 24 horas a cambio de Bs 20, con posibilidad de un abono de Bs 50 para ver cuatro de las obras. Sólo hay que entrar en www.nunaespacioarte.com.
Estas cuatro son realizaciones de México, La Paz y Santa Cruz, exploraciones en todos los casos de las posibilidades del teatro para romper límites y colarse en el lenguaje audiovisual.
La Paz propone dos obras: “Para María”, del grupo Coyoacán en agosto, texto y dirección de Fernando Arze y con excelentes actuaciones de Mauricio Toledo, Sofía Petignat y Marcos Arandia, trío que aborda el tema de la familia y el amor no binario. Y “En conserva”, de Mosaico Colectivo, obra que en torno de la comida reconstruye la huidiza memoria de dos mujeres.
“El despertar del zombie”, a cargo de Los pinches chamacos (México), coloca en el espacio digital a su Frankenstein del siglo XXI, un estudiante experto en videojuegos.
Y Christian Castillo, desde Santa Cruz, explora en los alcances de la “Tra(d)ición y memoria” con una pieza escénica performática en la que destaca la calidad actoral del orureño.
La niñez dispone de la tarde y algo más
La tarde es el tiempo de las obras para la niñez y en dos horarios: 16.00 y 18.00, con la característica de que se paga con cinco tapas de refresco por persona.
La obra “El libro de Ojiisan”, del grupo La niña imaginaria (Chile), estará el sábado 7 en el teatro Doña Albina y el domingo 8 en la Casa Grito de San Miguel, siempre a las 16.00. La obra trata de la aventura que emprenden cuatro amigos y amigas del barrio en una casa abandonada. Allí descubrirán un antiguo libro que conserva historias, mitos y leyendas de la cultura japonesa, al alcance gracias a la animación de objetos, marionetas y música.
En el mismo espacio de Sopocachi, el domingo 15, en los dos horarios, una niña vivirá la experiencia de “Perder el miedo” con canciones y personajes coloridos, propuesta de Eco Colectivo (La Paz).
En el teatro Modesta Sanginés, de la Casa de la Cultura, se presentarán cinco obras de distintas ciudades del país, en los dos horarios. El lunes 9, Teatro del Purgatorio (La Paz) ofrecerá “5 minutos de una noche de verano”; el martes 10, Cabra Teatro (Santa Cruz) hará “El viaje de Valentina” y el miércoles 11, Makhurka Teatro (Cochabamba) estará “Tejiendo la luz”.
El jueves 12, Tucura Cunumi (Santa Cruz) mostrará su propia versión de “Caperucita Roja”, la misma que habrá mostrado un día antes, a las 16.00, en la Casa Distrital Jaime Saenz de Villa San Antonio.
El viernes 13 será el turno de “Cuentos Guarayos” narrados por Ruta Teatro (Santa Cruz”, que el sábado 14 a las 16.00 llevará a Casa Grito.
La virtualidad es también infantil
Tres obras en redes, con Nuna, y para niños y niñas, trasnmitidas GRATUITAMENTE, amplía la oferta ya de por sí abundante.
“Plantando sueños en el bosque”, de Escaleras al suelo (La Paz), tiene la música del compositor Nicolás Suárez y, a bordo de ella, Gladys Cruz ha dirigido una obra divertida, que combina actuaciones y animación. El medio ambiente es la motivación del viaje que emprenden Luna, Merlina y Pacencio.
La compañía Philippe Saire (Suiza) propone “Hocus Pocus”, coreografía que se basa en el poder de las imágenes, su magia y las sensaciones que provocan. Dos bailarines conducen la travesía en la que la amistad es esencial.
Y finalmente, “Migáfonos”, serie infantil boliviana que pone en acción a una banda de músicos a los que la abuela mantiene con los pies sobre la tierra. La buena alimentación, basada en el patrimonio cultural, es la premisa de esta producción apoyada por Unicef.
Y finalmente, el barrio, la calle
Hay todavía mucho por contar de este Fitaz, pero baste por ahora con señalar que todas las casas distritales de cultura tienen alguna actividad, como también los centros culturales independientes como Campo Lindo, Casa Mágica, El Gallinero, la Cueva de los cuentacuentos, la casa de Las Flaviadas y un largo, largo etcétera.
Para sellar este recuento, hay que decir que el sábado 7 en la plaza Abaroa y el domingo 8 en la plaza Balaguer de San Miguel, estará a las 11.30 el español Carlo Mö con “YouGur”. Estén atentos si ven aparecer al hombre cargando un muro a sus espaldas y sin un objetivo aparente.
Como para pensar y pensarse, ¿no?